Los estudiantes universitarios que llegaron a Barcelona desde otras ciudades y países, con una gran responsabilidad y preocupación por poder propagar el Covid-19 en sus pueblos y ciudades, decidieron vivir el encierro en sus pisos compartidos
Crear una nueva rutina que permita continuar con tus estudios online e incluir el deporte y los momentos de ocio con tus compañeros de piso, se posiciona como la mejor opción para sobrellevar el aislamiento lejos de sus familias.
Inconscientes, insolidarios, irresponsables, fueron algunos de los adjetivos utilizados para calificar a los estudiantes de las universidades que, tras el cierre de todos los centros educativos a partir del pasado 11 de marzo, decidieron volver a sus comunidades autónomas. Sin embargo, muchos de estos estudiantes optaron por permanecer en Barcelona, lejos de sus familias. Ahora, como tantos otros, viven estas semanas de confinamiento sin sus familiares y amigos cerca, pero con el convencimiento de haber tomado la mejor decisión y haber realizado una acción responsable para lograr el objetivo de las medidas del estado de alarma: frenar la curva de contagios, no colapsar el sistema sanitario y, poco a poco, detener la propagación del nuevo coronavirus.
Muchos de los estudiantes que volvieron a sus pueblos y ciudades de origen, lo hicieron invadidos por el miedo y buscando la seguridad de estar cerca de sus familias, preocupados por lo que podría venir. Otros tomaron la decisión a la ligera y vieron en la suspensión de clases unas vacaciones durante las que poder ver a familiares y amigos. Eran los días en lo que, a pesar de lo que se diga hoy, pocos tomábamos en serio la amenaza del Covid-19; parecía algo a lo que íbamos a asistir como espectadores.
Aquellos estudiantes universitarios que compaginan sus estudios con un trabajo y a los que trabajar y estudiar a la vez deja poco lugar para todo lo demás, y el nuevo estado de las cosas permitió un alivio momentáneo y recibieron como un "respiro" la idea de "tener 15 días para hacer las cosas que no puedes hacer todos los días y ponerte al día con los trabajos de la universidad".
Pero lo que iba a ser un respiro se convirtió en una preocupación generalizada al comprobar la gravedad de la situación que se estaba viviendo, especialmente para aquellos que decidieron quedarse en su piso de estudiantes en Barcelona lejos de su familia. Además, poco a poco te dabas cuenta de que el futuro del curso que habías iniciado estaba en el aire.
En un escenario muy vivo y cambiante, las informaciones que llegan desde las universidades son, en el mejor de los casos, muy confusas. Por el momento, la única certeza es el retraso de dos semanas del calendario académico. La comunidad educativa debate estos días sobre cómo continuar funcionando con normalidad en una situación que tiene poco de normal y durante la que debe tener en cuenta la salud física y mental de sus alumnos y la de sus familiares, así como el desigual acceso a Internet, imprescindible para seguir el curso a distancia.
Esperamos que poco a poco todo se pueda ir aclarando y que los estudiantes universitarios que decidieron quedarse en sus pisos de estudiantes en Barcelona conozcáis con claridad que pasará finalmente con vuestro curso universitario.
¡Mucho ánimo a todos!